10 de mayo de 2011

Quiéreme

Manifiéstate de súbito.

Choquémonos, como por arte mágico
en el Bukowski,
un Miércoles.
Pidámonos disculpas
Intentemos tirar el muro gélido
diciéndonos las cuatro cosas típicas.
Invitémonos
a bebidas alcohólicas.
Escúchame decir cosa estúpidas
y ríete. Sorpréndete
valorándome como oferta sólida.
Y a partir de ahí

quiéreme.

Acompáñame a mi triste habitáculo.
relajémonos y pongamos música.
De pronto, abalancémonos
como bestias indómitas.
Mordámonos, toquémonos, gritémonos
permitámonos que todo sea válido
y sin parar,
follémonos.
Follémonos hasta quedar afónicos

Follémonos hasta quedar escuálidos.


Y al otro día

quiéreme.

Unamos nuestro caminar errático,
descubramos restaurantes asiáticos,
compartamos películas,
celebremos nuestras onomásticas
regalándonos fruslerías simbólicas.

Comprémonos un piso. Hipotequémonos
Llenémoslo con electrodomésticos
y regalemosle nueve horas periódicas
a trabajos insípidos
que permitan llenar el frigorífico.

Y mientras todo ocurre, solo

quiéreme.

Continúa queriéndome
mientras pasan espídicas las décadas
dejando que nos arrojen al hospital geriátrico
inválidos, mirándonos
sin más fuerza ni diálogo
que el eco de nuestras vacías cáscaras.

Quiéreme para que pueda decirte
cuando vea la sombra de mi lápida

“Ojalá,
ojalá como dijo aquel filósofo
el tiempo sea cíclico
y volvamos reencarnándonos
en dos vidas idénticas,
y cuando en el umbral redescubierto
de una noche de miércoles pretérita
tras chocarme contigo
girándote, me digas: "Uy, perdóname"
le ruego que permita el dios auténtico
que recuerde el futuro de este cántico

Y anticipándolo
pueda mirarte directo a los ojos
y conociéndolo muy bien. Sabiendo
el devenir de futuras esdrújulas
destrozando en un pisotón mi brújula

te diga
solo



quiéreme."

No hay comentarios:

Publicar un comentario